El escritor argentino Leopoldo Lugones tuvo grandes virajes ideológicos a lo largo de su vida, pasando por el socialismo, el liberalismo, el conservadurismo, hasta que se decidió por fascismo.
En este contexto apoyó el golpe de estado de José Féliz Uriburu en 1930, cuando proclamó: "Ha sonado, para bien del mundo, la hora de la espada!
Al servicio de esta dictadura, presto estuvo Leopoldo "Polo" Lugones, su hijo, realizando tareas sin pertenecer a la fuerza de seguridad y con el único antecedente de haber sido Director de un Instituto de menores durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear, donde fue condenado por la violación de un menor y otros actos aberrantes. El propio Leopoldo Lugones le pidió "de rodillas" al presidente Hipólito Yrigoyen el perdón para su hijo "Polo" por "el buen nombre de su familia".
Ahora "Polo" Lugones, había perfeccionado sus métodos, e introdujo el uso de la picana eléctrica como técnica de tortura para sacar información a los detenidos que se oponían al régimen.
Cuarenta y pico de años después, su hija Susana "Pirí" Lugones, nieta del poeta, sufrió los efectos de los métodos de su papá, siendo torturada por otra dictadura, la de los treinta mil desaparecidos, incluída ella.
En este contexto apoyó el golpe de estado de José Féliz Uriburu en 1930, cuando proclamó: "Ha sonado, para bien del mundo, la hora de la espada!
Al servicio de esta dictadura, presto estuvo Leopoldo "Polo" Lugones, su hijo, realizando tareas sin pertenecer a la fuerza de seguridad y con el único antecedente de haber sido Director de un Instituto de menores durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear, donde fue condenado por la violación de un menor y otros actos aberrantes. El propio Leopoldo Lugones le pidió "de rodillas" al presidente Hipólito Yrigoyen el perdón para su hijo "Polo" por "el buen nombre de su familia".
Ahora "Polo" Lugones, había perfeccionado sus métodos, e introdujo el uso de la picana eléctrica como técnica de tortura para sacar información a los detenidos que se oponían al régimen.
Cuarenta y pico de años después, su hija Susana "Pirí" Lugones, nieta del poeta, sufrió los efectos de los métodos de su papá, siendo torturada por otra dictadura, la de los treinta mil desaparecidos, incluída ella.