EL SAFARI DEL REY JUAN CARLOS



España está atravesando una de las peores crisis económicas de su historia, con un índice de desempleo que ronda el 20% y un pronóstico reservado para el futuro inmediato.

Sin embargo, el rey Juan Carlos no parece haberse enterado, o si lo hizo, no le afectó mucho a su conciencia, ya que el buen hombre haciendo uso de su "coronita" se fue de excursión para cazar elefantes en Botswana, esparcimiento que tiene un costo de 46.000 euros, nada más ni nada menos.

Fotografía del rey junto a su presa
Lo que jamás imaginó el monarca es que su aventura le costaría un accidente que obligó a intervenirlo quirúrgicamente de la cadera, e hizo que los españoles tomaran conocimiento de sus fechorías, lo que provocó una ola de reacciones de todos los sectores políticos y ni hablar de las redes sociales donde fue el tema más comentado.

Para agregarle un poquito más de pimienta a la cosa, Juan Carlos es presidente de Honor de la sección española de la World Wildlife Found, organización de conservación de la naturaleza. Siendo los elefantes una especie protegida, inmediatamente se disparó la iniciativa de juntar firmas para que deje ese cargo.

El éscandalo, sumado a la situación conflictiva que atraviesa el país, y el caso de corrupción que involucra al yerno del monarca, Iñaki Urdangarín, amenaza con desencadenar una crisis institucional.

Cayo Lara, líder de Izquierda Unida (IU) y vocero de la llamada izquierda plural del Parlamento español, insistió en reclamar un “referéndum entre la monarquía parlamentaria y la república” y adelantó que IU llevará al Congreso una propuesta para que el gobierno explique si los gatos del safari del rey fueron pagados con dinero público y si en el viaje lo acompañó algún empresario.
“Cada vez más gente asiste atónita a la jefatura del Estado que tenemos, la forma de elección y también las actividades que estamos conociendo y que dicen muy poco de la actitud ética que tiene que mantener (el rey)”, dijo Lara en conferencia de prensa.
Parece que don Juan Carlos, va a tener que corregir su conducta y no tanto su puntería, porque de lo contrario va a perder su coronita, y que no vaya a levantarse Robespierre, que cual jinete sin cabeza de Tim Burton, vendría a buscarlo y no tendría piedad con él.