Existe una vieja fábula que cuenta las peripecias de una zorra que quería alcanzar la longitud de una serpiente que retosaba sobre una roca. Fue tanto el esfuerzo y la obstinación de la zorra que se estiró, se estiró, hasta que reventó.
Algo similar le sucedió a Brian Wilson, líder de los Beach Boys, allá por el segundo lustro de la década del 60, afortunadamente para él y para todos, el resultado no fue tan trágico como el del pobre animal.
En aquellos años, el liderazgo musical de los Beatles era innegable. Su éxito masivo ya había trascendido las fronteras europeas y había conquistado el corazón de los estadounidenses. Herido en su orgullo, el californiano inició una desenfrenada carrera de talento contra los muchachos de Liverpool.
El esfuerzo fue mayúsculo y quedó plasmado en el extraordinario "Pet Sounds", que no tiene absolutamente nada que envidiarle a los mejores trabajos de los ingleses. Pero el grado de autoexigencia de Wilson y el nivel superlativo e inacabable de los Beatles, lo hicieron entrar en una vorágine musical que terminó por colapsarlo.
Se introdujo en un nuevo e híper ambicioso proyecto que le insumió horas, días y meses de trabajo y experimentación, "Smile". Grabaciones sobre grabaciones, idas y venidas, innumerables tomas de descarte, y un Wilson enfrascado en su postura de disconformismo continuo.
Fue en esta época en donde empezaron las manías y paranoias en Brian Wilson, tales como tocar el piano sobre un cajón de arena argumentando que le servía para sentir el mar en sus pies (allí compuso "Surf's Up", "Heroes and Villains", "Wonderful", "Cabinessence" y "Wind Chimes"), meter la cabeza dentro de peceras y fobia al fuego, todas agrandadas por el consumo de sustancias alucinógenas como el LSD. Durante la sesión para "Fire", Wilson obligó a los músicos de la suite de orquesta de cámara a ponerse cascos de bomberos mientras ejecutaban la pieza, y también puso en el estudio unas brazas ardientes para que generaran humo. Wilson empezó a padecer de graves trastornos mentales, oía voces y pensaba que Phil Spector lo espiaba y le enviaba mensajes subliminales.
Finalmente, el resultado fue un trabajo inconcluso que quedó cajoneado; y un Wilson, encerrado en su casa, metido en su cama y empastillado hasta la médula, rodeado de fobias y fantasmas.
"Smile" vio la luz muchos años después, y verdaderamente no puede compararse con los mejores trabajos de los Beach Boys, cuando Brian Wilson se dedicaba a ser Brian Wilson.
Algo similar le sucedió a Brian Wilson, líder de los Beach Boys, allá por el segundo lustro de la década del 60, afortunadamente para él y para todos, el resultado no fue tan trágico como el del pobre animal.
En aquellos años, el liderazgo musical de los Beatles era innegable. Su éxito masivo ya había trascendido las fronteras europeas y había conquistado el corazón de los estadounidenses. Herido en su orgullo, el californiano inició una desenfrenada carrera de talento contra los muchachos de Liverpool.
El esfuerzo fue mayúsculo y quedó plasmado en el extraordinario "Pet Sounds", que no tiene absolutamente nada que envidiarle a los mejores trabajos de los ingleses. Pero el grado de autoexigencia de Wilson y el nivel superlativo e inacabable de los Beatles, lo hicieron entrar en una vorágine musical que terminó por colapsarlo.
Se introdujo en un nuevo e híper ambicioso proyecto que le insumió horas, días y meses de trabajo y experimentación, "Smile". Grabaciones sobre grabaciones, idas y venidas, innumerables tomas de descarte, y un Wilson enfrascado en su postura de disconformismo continuo.
Fue en esta época en donde empezaron las manías y paranoias en Brian Wilson, tales como tocar el piano sobre un cajón de arena argumentando que le servía para sentir el mar en sus pies (allí compuso "Surf's Up", "Heroes and Villains", "Wonderful", "Cabinessence" y "Wind Chimes"), meter la cabeza dentro de peceras y fobia al fuego, todas agrandadas por el consumo de sustancias alucinógenas como el LSD. Durante la sesión para "Fire", Wilson obligó a los músicos de la suite de orquesta de cámara a ponerse cascos de bomberos mientras ejecutaban la pieza, y también puso en el estudio unas brazas ardientes para que generaran humo. Wilson empezó a padecer de graves trastornos mentales, oía voces y pensaba que Phil Spector lo espiaba y le enviaba mensajes subliminales.
Finalmente, el resultado fue un trabajo inconcluso que quedó cajoneado; y un Wilson, encerrado en su casa, metido en su cama y empastillado hasta la médula, rodeado de fobias y fantasmas.
"Smile" vio la luz muchos años después, y verdaderamente no puede compararse con los mejores trabajos de los Beach Boys, cuando Brian Wilson se dedicaba a ser Brian Wilson.