CHERNOBYL, LA TRAGEDIA DE NUNCA ACABAR


A mediados de la década de los 80, Ucrania fue protagonista de uno de los mayores desastres nucleares de la historia, el accidente del Chernobyl. Ciudad situada a unos 100 kilómetros al norte de Kiev,  el 26 de abril de 1986 a la 1:23 hs. (de Moscú) el rector numero 4 de la central nuclear de Chernobyl, explotó, causando a su paso la muerte directa de 31 personas. Pero ésto no fue sino el principio…

Todo comenzó como una prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico. Sin embargo, una suma de fallas en los sistemas de control, la arriesgada desactivación del sistema de seguridad que supuestamente requería el test y la ineficaz actuación de los operadores ante la emergencia, desataron la catástrofe.

Sin nada más que hacer y como era de esperarse, los conductos de alimentación y la coraza protectora de grafito del núcleo, cedieron a la presión del vapor generado por el reactor, e iniciaron una explosión que liberó al exterior  ocho toneladas de combustible radiactivo entre ellos radioisotopos de iodo I131 y de cesio. Se estima que el material radiactivo suelto, fue unas 500 veces mayor que la liberada por la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945.

Las autoridades y los servicios de emergencia, conmocionados ante este inesperado hecho, entraron rápidamente en acción. Las brigadas especializadas enfrentaron la heróica tarea de sofocar los incendios y neutralizar el núcleo del reactor arrojando toneladas de químicos y arena desde los helicópteros. Lamentablemente esta labor, produjo que al menos treinta de sus integrantes murieran por niveles de exposición letal.

A fin de reducir la contaminación, se tomó la decisión de construir de forma inmediata una estructura de hormigón denominada “sarcófago” y de esta manera sellar las fugas. Dicha tarea fue llevada a cabo por militares, técnicos y voluntarios.

Por supuesto, una explosión de esta magnitud no sólo afectó a Ucrania sino que también un 23% de la superficie de la vecina Bielorusia, partes de Rusia y algunas regiones de Polonia, República Checa y Alemania, lo que llevó a dar explicaciones concretas a Rusia, que hasta ese momento, trataba de disimular la catástrofe.

Tiempo después, la pruebas llevadas a cabo por asociaciones no gubernamentales publicaron que el número de afectados, directa o indirectamente, ascendía a 20.000 personas muertas o con pronóstico fatal debido a las afecciones contraídas debido a la radiación y cerca de 300.000 aquejadas por distintos tipos de cáncer. Un registro que luego fue ratificado a través de un informe de las Naciones Unidas.

Han transcurrido muchos años desde el desastre y aún se siguen sufriendo sus consecuencias.