EL EJERCITO FICTICIO


El éxito del desembarco de los aliados en Normandía en la Segunda Guerra Mundial se debió en gran parte a la valentía de los soldados y la pericia de los generales, algo que quedó por demás demostrado y caratulado para la eternidad como una de las mayores hazañas de la historia. Pero lo que no todos conocen son la cantidad de operaciones de engaño y trabajo de inteligencia que se llevaron a cabo previamente como parte fundamental de la heroica gesta. Una de estas operaciones fue la creación de un ejército ficticio.

Al mando de este ejército estaba el general George Patton, nada menos, y estaba formado por once divisiones, situadas cerca de Dover, listo para cruzar el canal por el punto más cercano al continente, el Paso de Calais. Todo un despliegue armamentista, pero ficticio.

Los aliados querían que los alemanes creyeran que entrarían en el continente por el paso de Calais, pero estaban preparando el desembarco en otro punto, Normandía. La operación de engaño de la que hablamos fue la operación Quicksilver, que se englobaba dentro de la operación Fortitude.

Se crearon tanques de plástico (como el de la foto), soldados de madera, siluetas de vehículos de madera y cartón, etc. Todo ello para que los espías alemanes y sus fotos aéreas los convencieran de que aquel enorme grupo de soldados existía y estaba listo para el combate. Los operadores de radio aliados enviaban sin parar mensajes y órdenes a dicho ejército de ficción. Estos mensajes, interceptados por el enemigo, contribuyeron al engaño. El trabajo del agente doble  Joan Pujol (alias “Garbo”), ayudó a convencer a Hitler y a sus generales de la vericidad de la trampa.

Aquel truco funcionó de una manera casi increíble. De hecho, los nazis, incluso después del desembarco en Normandía, seguían creyendo que el gran salto aliado sería por Calais. Esto mantuvo un buen número de efectivos alemanes alejados del punto de acción real.

Posiblemente, el mayor engaño bélico de la historia.