La actriz Marlene Dietrich, alemana de nacimiento, de naturaleza andrógina y mirada penetrante, aunque con figura frágil, era muy conocida por su carácter.
Unas horas antes de morir, el 6 de mayo de 1992, se despidió del sacerdote que había acudido a darle consuelo espiritual: “¿Puede decirme de qué tengo que hablar con usted? ¡En poco tiempo podré hablar directamente con su jefe!”.