Cesare Lombroso (1835-1909), fue un médico y criminólogo italiano, representante del positivismo criminológico.
Sin duda el rasgo llamativo de su obra es la crudeza con que expone algunas de sus conclusiones, que puede deberse a la tendencia positivista a despojar el discurso científico de toda otra consideración aparte de la mera descripción de la realidad, eludiendo juicios morales o sentimentales.
Por otro lado, la pobreza de su método científico, la observación empírica de la población y las relaciones de causalidad escasamente fundadas.
Sus precarias teorías convirtió al racismo en tema policial. Este profesor italiano, que era judío, comprobó la peligrosidad de los salvajes primitivos mediante un método muy semejante al que Hitler utilizaría medio siglo después, para justificar el antisemitismo. Según Lombroso, los delincuentes nacían delincuentes, y los rasgos de animalidad que los delataban eran los mismos rasgos de los negros africanos y de los indios americanos herederos de la raza mongoloide. Los homicidas tenían pómulos anchos, pelo crespo y oscuro, poca barba, grandes colmillos; los ladrones tenían nariz aplastada; los violadores, labios y párpados hinchados. Como los salvajes, los criminales no se sonrojaban, lo que les permitía mentir descaradamente. Las mujeres sí se sonrojaban, aunque Lombroso había descubierto que "hasta las mujeres consideradas normales, albergan rasgos criminaloides". También los revolucionarios: "Nunca he visto un anarquista que tenga la cara simétrica".
Eso sí, con respecto a los castigos su pensamiento fue mucho más allá: "En realidad, para los criminales natos adultos no hay muchos remedios: es necesario o bien secuestrarlos para siempre, en los casos de los incorregibles, o suprimirlos, cuando su incorregibilidad los torna demasiado peligrosos".
Fuentes :
Patas para arriba - Eduardo Galeano
wikipedia