LAS MADRES DE PLAZA DE MAYO

“Comenzaron con manifestaciones simbólicas, no violentas, en la Plaza de mayo, de ahí el nombre que se les dio, primero ‘Locas’ de la Plaza de Mayo,  luego ‘Madres’ de la Plaza de Mayo, pero yo preferí llamarlas Madres Coraje, ya que, frente a la fuerte represión que sufrieron, que llegó incluso hasta  el secuestro y la desaparición de algunas de ellas, se mantuvieron firmes, llorando, pero firmes”. (Adolfo Perez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, 1980)

Cuando un jueves de abril de 1977, a las cinco de la tarde, catorce mujeres entre los 40 y los 60 años de edad, madres de desaparecidos, desafiaron la prohibición del derecho de reunión promulgada por la todopoderosa Junta Militar y manifestaron en la Plaza de Mayo su dolor y su rechazo a ser despedidas sin respuesta del Ministerio del Interior, los generales perdieron su primera batalla.

Como no obtenían respuesta, cierto día, en la iglesia Stella Maris, una de las fundadoras del movimiento, Azucena Villaflor, propuso salir del anonimato y como primera medida resolvió pedir audiencia en la Casa Rosada. Tímidamente, el grupo comenzó a reunirse en un banco de la Plaza de Mayo hasta que las hicieron circular. Así iniciaron las marchas -que se reiteraron cada jueves a las 3 de la tarde- y ya eran más de 300 madres cuando ese año, en una peregrinación a Luján, decidieron identificarse entre la multitud cubriéndose la cabeza con los pañales blancos de sus hijos desaparecidos.

Tuvieron que luchar incluso contra el telón de fondo del Mundial de Fútbol de 1978, porque se lo utilizó para montar la mayor operación de aprovechamiento político del deporte que se haya visto desde los Juegos Olímpicos de Munich en 1936. Pasaron rápidamente de ‘Madres’ a ‘Locas’

Pocos meses después del principio, en el grupo de las Madres de la Plaza de Mayo se organizó un subgrupo, el de las Abuelas, madres por partida doble, quienes realizan una tarea esencial respecto de los bebés. Se dedican a los niños que fueron secuestrados junto con sus padres y no han reaparecido, y a las jóvenes que, secuestradas estando embarazadas, han dado a luz en prisión.

Durante años marcharon solas. Solas lucharon contra amenazas y bastones sin bajar los brazos. Solas sufrieron y solas denunciaron su sufrimiento. 

Durante años, solas las dejamos.