Abdul Kassem Ismael, el Gran Visir de Persia en el siglo X, siempre llevaba consigo su biblioteca a donde quiera que fuera.
En calidad de estadista, el hombre emprendía largas travesías através del desierto, acompañado por una caravana de una milla de longitud compuesta por 400 camellos que transportaban nada más ni nada menos que sus 117.000 libros. Cada uno de los camelleros están encargados de custodiar unos 300 volúmenes.
Como si esto fuera poco, los camellos estaban perfectamente adiestrados para avanzar siempre en la misma ubicación de la columna para mantener el orden alfabético y facilitar así la búsqueda de cualquier ejemplar.