LOUIS BRAILLE, UN GRAN HOMBRE

Hasta no hace mucho tiempo, resultaba impensado que las personas no videntes pudieran aprender a leer, ya que se suponía que la única manera de hacerlo era viendo las letras y sus combinaciones.

Sin embargo el joven francés Louis Braille pensaba de otra manera. Apasionado por la lectura, entendió que todo el pensamiento y el conocimiento que brinda la literatura, estaba vedado para la gente con esta discapacidad, y se dispuso enfáticamente descubrir la manera de superar este obstáculo.


Trataba de pensar en algún código alfabético para leer con los dedos "igual de rápido y fácil como los videntes”.


En una escuela especial para ciegos, preguntó a los profesores si en la biblioteca de la escuela había libros que pudieran leer los ciegos. La respuesta fue negativa. Sólo disponían de libros con letras muy grandes, que Louis comprobó que si bien se podían sentir las letras al tacto, el trabajo era sumamente lento y en el momento en que llegaba al final de una frase, había ovidado el comienzo.

Finalmente le llegó la noticia de un código alfabético que estaba siendo empleado por el ejército francés para que los soldados pudieran leer mensajes en la oscuridad sin utilizar cerillas que pudieran convertirlo en blanco fácil para el enemigo. Estos símbolos estaban impresos en el papel para que los soldados pudieran leerlos pasando sus dedos sobre ellos. Una vez que los soldados entendían el código, eran destruidos.

Louis se apoderó de algunos de estos códigos y los estudió minuciosamente. Si bien era mucho mejor que los libros gigantes con enormes letras, el código militar seguía siendo lento y engorroso. Los guiones ocupaban mucho espacio en una página. Cada página sólo podía tener una o dos frases. Louis sabía que podía mejorar este alfabeto de alguna manera.

Su madre y su padre siempre le animaron en su pasión por la música y otros proyectos de la escuela, pero Louis se sentó a pensar sobre cómo podría mejorar el sistema de puntos y rayas. Le gustaba la idea de los puntos en relieve, pero no podía hacerla sin tantos guiones, no era útil.

Mientras estaba sentado en la tienda de cuero de su padre, que usaba frecuentemente herramientas afiladas para cortar y hacer agujeros en la piel, cogió uno de sus punzones romos. La idea se le ocurrió en un instante. Los siguientes días los pasó trabajando en un alfabeto compuesto enteramente de seis puntos. La posición de los puntos representan las diferentes letras del alfabeto. Louis utilizó el punzón romo para perforar una oración. Todo tenía sentido. Funcionó.

Louis le dio luz para leer a todos quienes hasta entonces estaban completamente a oscuras, incluyendo a sí mismo. Louis era ciego. Había perdido la vista a los tres años en un accidente mientras ayudaba a su padre en la tienda. Fue al infectarse una herida que se le produjo al resbalarse de su mano un punzón, la misma herramienta que le devolvería la posibilidad de leer.

Sin duda personas como Louis Braille honraron la vida, y hacen grande a la humanidad.