Vendran Smailovic |
Esta historia está englobada por el cerco que sufrió Sarajevo durante la segunda mitad de 1992 y parte de 1993, cuando la guerra en Yugoslavia fue caldo de cultivo para barbaridades y muertes, como todas las guerras, por otro lado.
A finales de mayo de 1992, un grupo de personas que hacían cola para recoger un poco de pan fue alcanzado por un disparo de mortero. Veintidós personas perdieron la vida en aquel brutal hecho. Una matanza que marcó uno de los hitos dentro de aquella guerra. Al día siguiente, Vendran Smailovic, un chelista de la Orquesta Filarmónica de Sarajevo, se acercó hasta aquel lugar con su instrumento, se sentó y comenzó a tocar. Entre las ruinas, el polvo y las manchas de sangre interpretó el Adagio de Albinoni.
Al tercer día volvió al lugar e hizo lo mismo. Desafiando los ataques y a los francotiradores que convirtieron aquella ciudad en un infierno para cualquiera que pisara una calle, volvió a interpretar el Adagio de Albinoni en el mismo lugar.
Repitió el triste ritual durante veintidós días, uno por cada una de las víctimas que perdieron su vida en la cola del pan.