MR. JOHNSON Y EL DIABLO

Cuando Eric Clapton escuchó por primera vez "King of the Delta Blues", creyó que los guitarristas eran dos, y debió repetir varias veces la audición para convencerse de lo contrario.

El intérprete era Robert Johnson, un hombre que había abandonado este mundo ya hacía varios años, pero que dejó como legado ese registro de 29 canciones, que daban a conocer una notable combinación de canto, habilidades de guitarra y talento en la composición, que luego influenciaría a varias generaciones de músicos.

Su vida es un enigma, pobremente documentada, sólo se desprende de sus letras algunas constantes que hablan de él: lo efímero de las relaciones humanas, el vagabundeo incesante y los terrores irracionales, plasmados en una imaginería personal en donde se mezclan motivos religiosos, sexuales y festivos, que impactan al oyente gracias a su singular precisión poética.

Cuenta la leyenda que vendió su alma al diablo en el cruce de la autopista 61 con la 49 en Clarksdale, Mississippi, a cambio de interpretar el blues mejor que nadie. La historia puede ser tranquilamente verídica, nadie cantó el blues como Johnson, pero murió con tan sólo 27 años envenenado por un marido celoso.