NACI EN EL RIO DE LA PLATA



Nacimos en el Río de la Plata, que de plata no tiene nada, vivimos en la ciudad de Buenos Aires, cuyos aires tienen poco de buenos, que debió fundarse dos veces, quizás porque la Pachamama no quería saber nada con ella; que se abrió camino a puro contrabando, donde se salvaba quien podía y cómo podía, donde había que ser vivo para salir adelante; y así crecimos, pícaros, orgullosos y egoístas; nos jactamos de haber expulsado a los ingleses a piedrazos y aceite caliente, pero le compramos todo lo que nos vendieron, incluso les abrimos el paso, invadiendo un país vecino hasta desangrarlo; expulsamos a nuestros héroes, algunos hasta los matamos; nos declaramos el ombligo del país y también le dimos guerra a nuestras propias provincias; nuestras calles y monumentos homenajean a falsos próceres; nos rasgamos las vestiduras cuando se habla de los desaparecidos, pero en su momento nos quedamos en silencio; gritamos goles ilegítimos y nos creímos Dios; criticamos a nuestros políticos pero los volvemos a votar; repudiamos la corrupción pero sobornamos a un policía en cuanto podemos; tomamos las cacerolas cuando nos tocaron el bolsillo, pero nunca lo hicimos por nuestros jubilados, por nuestros médicos o por nuestros maestros que ganaban miserias; pero eso sí : tiramos la primer piedra porque estamos libres de pecado.

Y qué le voy a hacer Nano*, si yo nací en el Río de la Plata.


* Joan Manuel Serrat




Por Gabriel Real  |  La Sodera 2012