ES POR AMOR

Le dio un beso en la frente y le prometió que iba a volver. Ese fue su último acto antes de sumarse a la lista de héroes comunes y corrientes, sin capa ni espada ni poderes estrambóticos. Tras naufragar en el Río de la Plata, Luis Crespo sacó fuerzas que ni imaginaba que tenía para nadar durante 7 horas, llegar a la costa y salvar la vida de su mujer, que esperaba flotando en el agua.

Laura Di Battista durmió ayer con su propio héroe. Sí, Luis, el mismo con el que comparte la cama desde hace un año, sólo que antes no había nadado 7 horas por el Río de la Plata en busca de ayuda para ella, que lo esperaba flotando a 6.000 metros de la orilla. Una cuota de heroísmo también cabe para la arquitecta de 37 años, que aguantó 12 horas en el agua con frío, hambre y sueño.

Todo comenzó el martes al mediodía, cuando la pareja partió a bordo de su lancha –una Bermuda Linx- rumbo a Colonia. Alrededor de las 15.30, algo salió mal. Una avería en la máquina desató al drama. "La lancha se abrió y nosotros quedamos en el agua", contó ella luego, repuesta, seca y en tierra firme. "Yo estaba muy descompuesta, no tenía fuerzas para nadar", admitió. "Cuando vi que no podía y que no íbamos a llegar a ningún lado, le pedí que aguantara, que hiciera la plancha y yo me fui alejando", completó Luis. Le dio un beso a su mujer, le puso otro salvavidas y se alejó en dirección a la orilla. Siete horas después, llegó a destino. "Pensé que no me iba a dar el cuerpo, saqué fuerzas de la desesperación", reconoció. A la 1.30 de la mañana, en medio de la oscuridad, un helicóptero rescató a Laura.