El cuadro más famoso de la historia es, sin duda, La Gioconda o Mona Lisa, de Leonardo di ser Piero da Vinci, que tardó 4 años en pintar. Pero a fuerza de idealizarlo, uno puede perder conciencia de lo que es.
Mide 77 x 53 cm. y está pintado sobre dos tablas de madera verticales pegadas. Fue adquirido en 1517 por el rey Francisco I de Francia, en cuya Corte pasó Leonardo los tres últimos años de su vida.
El monarca pagó por él la respetable suma de 492 onzas de oro y lo utilizó para decorar su cuarto de baño de Fontainebleu.
En 1800, Bonaparte la llevó a París y en 1804 lo instala en el Louvre.
También ha tenido sus historias y además de aparecer en toda Historia del Arte que se precie, ha aparecido en los periódicos, en la sección de policiales.
El 21 de agosto de 1911, Vicenzo Peruggia, un ultranacionalista italiano, decidió que La Gioconda de Leonardo Da Vinci debía retornar a su país de origen. Para ello, la robó del Louvre del París, escondiendo el cuadro debajo de sus amplias ropas. Su paradero fue desconocido, hasta que dos años después un anticuario florentino recibiera una carta ofreciéndole el cuadro. El ultranacionalista fue arrestado y La Gioconda retornó a Louvre, tras haber pasado dos años debajo de la cama de Peruggia en una fonda de París.
La Mona Lisa es la obra de arte más reproducida de la historia, por lo que tiene la desventaja de ser "demasiado famosa". Hoy en día sólo puede verse a través de un grueso cristal antibalas (dicen en el Louvre que incluso es antimisiles), detrás de hordas de turistas y en una habitación en penumbra.
Ha sido reproducida y recreada en todos los medios imaginables (incluso por artistas y diseñadores de la talla de Salvador Dalí, Andy Warhol o Shigeo Fukuda).