Capa nació en Budapest en 1913, bajo el nombre de André Friedman. Fundador - con otros grandes - de la agencia Magnum, hoy está considerado como uno de los máximos exponentes del fotoperiodismo del siglo XX.
Su primer fotografía publicada data de 1932, cuando tenía 19 años y capturó al líder revolucionario León Trotsky hablando en la Universidad de Copenhague. Así, comenzaba su recorrido por la historia y su enfoque de los acontecimientos y personalidades más relevantes de su época.
Pero no se trata sólo de esto: la visión rayos X del lente de Capa esquiva la fría perspectiva histórica de las enciclopedias y baja a tierra las consecuencias reales de la guerra y el exilio en la gente común. Robert Capa no sólo fue un fotorreportero de guerra sino también un humanista, capaz de tomar escenas conmovedoras de la población civil, como aquella de una pareja de ancianos tomando el té en un refugio antiaéreo en Londres, o la de exiliados cruzando las montañas.
Entre 1932 y 1936 Capa todavía se llamaba Friedman y vivía en Francia, escapándose del nazismo. En ese período conoció a la fotógrafa Gerda Taro Pohorylle, con quien inventó el nombre de un fotógrafo norteamericano para aumentar así la cotización de los trabajos de la pareja, que muchas veces eran rechazados. "Capa", entonces, cubre la Guerra Civil Española, donde ella muere aplastada por un tanque.
Su primer fotografía publicada data de 1932, cuando tenía 19 años y capturó al líder revolucionario León Trotsky hablando en la Universidad de Copenhague. Así, comenzaba su recorrido por la historia y su enfoque de los acontecimientos y personalidades más relevantes de su época.
Pero no se trata sólo de esto: la visión rayos X del lente de Capa esquiva la fría perspectiva histórica de las enciclopedias y baja a tierra las consecuencias reales de la guerra y el exilio en la gente común. Robert Capa no sólo fue un fotorreportero de guerra sino también un humanista, capaz de tomar escenas conmovedoras de la población civil, como aquella de una pareja de ancianos tomando el té en un refugio antiaéreo en Londres, o la de exiliados cruzando las montañas.
Entre 1932 y 1936 Capa todavía se llamaba Friedman y vivía en Francia, escapándose del nazismo. En ese período conoció a la fotógrafa Gerda Taro Pohorylle, con quien inventó el nombre de un fotógrafo norteamericano para aumentar así la cotización de los trabajos de la pareja, que muchas veces eran rechazados. "Capa", entonces, cubre la Guerra Civil Española, donde ella muere aplastada por un tanque.
En sus trabajos desfilan imágenes los bombardeos alemanes sobre Londres, la guerra en el desierto del norte de Africa; la toma aliada de Sicilia; la creación del Estado de Israel y el desembarco de las tropas aliadas en Normandía. Al observar algunas de estas imágenes, uno tiene la sensación de que no era un simple espectador que observaba y disparaba su cámara, sino que son imágenes tomadas por una persona involucrada totalmente en los episodios que retrata.
La mayoría de estas fotos, sobre todo las de los exiliados, remiten a la propia historia del fotógrafo: un húngaro de origen judío, escapado de su país por la dictadura profascista y antisemita para establecerse en Alemania, de donde luego se exilia escapando del nazismo, para establecerse primero en París y luego en los Estados Unidos, donde adquiere la ciudadanía en 1946.
En el centro de su obra se halla el miliciano herido de muerte durante la Guerra Civil Española que cae manteniendo todavía el fusil en la mano. Publicada en la revista Life, "Miliciano herido de muerte" registra el momento justo en que un combatiente republicano cae en Cerro Muriano, Córdoba. "Simplemente, las mejores fotos de acción en la primera línea del frente sacadas jamás", decía la revista Picture Post en 1938. La instantánea, con un fuerte contenido simbólico, humaniza la guerra al contar un drama individual, el del soldado anónimo que encuentra la muerte en su lucha contra el fascismo y es abatido por las balas de un enemigo invisible.
Con ese disparo, Capa alcanzaba status de estrella, algo reservado hasta ese momento para el firmamento de Hollywood, el otro polo donde estaba a gusto, un campo de batalla donde logró, entre otras conquistas, el amor de la actriz Ingrid Bergman.
Es que Capa era un dandy, capaz de inspirar a Alfred Hitchcock en el filme La ventana indiscreta; un hombre que adoraba jugar al póquer con ricos y famosos, según Blood and champagne: the life and times of Robert Capa ("Sangre y champán: vida y época de Robert Capa", la biografía de Alex Kershaw).
Al final del recorrido - no podía ser de otra forma - está la última imagen encontrada en su cámara: una toma en blanco y negro de la Guerra de Indochina. Minutos después, Capa pisó una mina que acabaría con su vida. Había cruzado una línea fatal para dejar en la historia su famosa frase: "Si tus fotos no son lo bastante buenas, es que no estás lo bastante cerca."