MC CARTHY Y LA CAZA DE BRUJAS


La caza de brujas es sin duda el capitulo más vergonzoso de la historia de Hollywood. Apoyados por el Comité de Actividades Antiamericanas, dirigido por el Senador Joseph McCarthy, la facción más ultraderechista de la meca del cine se lanzó contra sus compañeros para una limpieza ejemplar de comunistas e izquierdistas y de todo aquel que lo pareciera. 

Alimentándose de la delación fueron adquiriendo un poder considerable. Los métodos eran inconcebibles para una supuesta democracia que estaba asentada. Olvidando el principio jurídico de la presunción de inocencia, ante cualquier denuncia el Comité del Senado, presidido por McCarthy, aplicaba la presunción de culpabilidad y era el acusado quien tenía que desmentir y probar su no pertenencia o simpatía por el Partido Comunista. Quienes reconocían su culpa, podían lavarla delatando a sus camaradas.

Ginger Rogers, su madre y Howard Hughes se pusieron a la cabeza de esta cruzada, que contaba con John Wayne como Presidente y Charles Coburn y Hedda Hopper como Vicepresidentes de la Alianza Cinematográfica para la preservación de los valores norteamericanos dirigieron esta persecución. Entre los salvadores de la patria estaban Leo McCarey, Ward Bond, Paul Lukas, Robert Taylor, George Murphy, Gary Cooper y Adolphe Menjou

Aunque Humphrey Bogart, Gene Kelly, John Huston y Danny Kaye entre otros, alzaron sus voces por "privar a los ciudadanos de sus derechos sobre sus ideales o creencias", no pudieron con los fanáticos patriotas. 

Muchas personas sufrieron tragedias personales o decidieron radicarse fuera de EE.UU. como consecuencia de la presión pública o judicial a la que fueron expuestos por las ideas de MCarthy. Charles Chaplin fue uno de ellos.

Uno de los motivos por los que se acusaba a los artistas como comunistas antipatriotas era por haber colaborado en el bando republicano en la guerra civil española. Este era el caso de John Randolph que durante 15 años sufrió las represalias por este hecho. 

Aunque esto sucedía a finales de los 40, en la actualidad todavía se puede sentir cierto resquemor por todo lo sucedido, por las carreras arruinadas, por los artistas boicoteados y humillados. Cuando se informó que Elia Kazan, uno de los más importantes informantes de Hollywood, que delató con orgullo a sus compañeros, iba a recibir un Oscar Honorífico por su filmografía, muchas voces se alzaron en contra. Siendo un gran director, con películas muy importantes, era merecedor del galardón, pero su actitud fanática e intolerante en este periodo ensombrece sus logros. Durante la Ceremonia, cuando recogió su premio, sólo recibió el aplauso de una parte de los presentes. Muchos de ellos ni se levantaron ni aplaudieron como protesta por su actuación durante la caza de brujas. Nada comparable a lo que él y otros como él hicieron a las vidas y carreras de grandes artistas. 

En cuanto a McCarthy, dado a la bebida, entró en una carrera desenfrenada y sin medir consecuencias trató de investigar a las fuerzas armadas en 1953. Ese mismo año, en una nueva escalada de fanatismo extendió sus denuncias desmesuradamente - llegando a afectar al presidente Eisenhower  y en abril de 1954 acusó al secretario (ministro) de Defensa de encubrir actividades de espionaje extranjeras. El presidente republicano Dwight D. Eisenhower decidió actuar en su contra y terminó siendo censurado en 1954.

Ese mismo año, McCarthy perdió el poco prestigio que le quedaba al ser retransmitida por televisión la audiencia del senado contra oficiales del ejército por su presunta actividad comunista. Su estilo demagógico y brutal quedó al descubierto.

Continuó otros dos años en sus tareas de senador, pero sus colegas lo evitaban, y lo sucedido pesó como una losa en su ánimo y en su salud. Sus biógrafos señalan que, tras la reprobación, ya nunca fue el mismo; hospitalizado por problemas de alcoholismo crónico, murió a los 48 años víctima de cirrosis y hepatitis.