EL DIA QUE MURIO LA MUSICA


El 3 de febrero de 1959, un avión con 4 personas a bordo se estrelló en un campo de maíz en el estado norteamericano de Iowa.

En él viajaban, el disc jockey Jiles Perry Richardon, más conocido como The Big Bopper, y dos estrellas, y a partir de aquel día leyendas, del rock and roll, Buddy Holly y Ritchie Valens.

Ambos participaban del llamado Winter Dance Party, gira de grandes estrellas del Rock and Roll por el Medio Oeste americano. La mala organización del evento, no preveía una calefacción adecuada en el autobús que trasladaba a los músicos, entonces para evitar una noche más de viaje en esas condiciones, Buddy Holly, tuvo la idea de alquilar un avión, después de la actuación en el Surf Ballroom de Clear Lake de Iowa, para llegar cuanto antes a un hotel, a dormir y descansar cómodamente. En el avión había lugar para otros dos músicos más, uno de los cuales fue Ritchie Valens, que irónicamente ganó su lugar aquella noche apostando a la suerte.

Charles Hardin Holley, más conocido como Buddy Holly, tenía 22 años y era uno de los músicos más talentosos del rock and roll, violinista, pianista y principalmente guitarrista y compositor, con una carrera ya afianzada y en permanente ascenso, apoyada en un sin fin de éxitos para la época como Peggy Sue, Everyday, Pour Boy o Not Fade Away. En lo sucesivo respetado y versionado por músicos de los más variados géneros, desde los Rolling Stones hasta James Taylor.

Richard Steven Valenzuela, mejor conocido como Ritchie Valens, contaba con apenas 17 años. Había nacido en Pacoima, California, en el seno de una familia mejicana de bajos recursos. Hacía pocos días había popularizado La Bamba, una canción del español Luis Martínez Serrano, versionada en tempo de rock. Su carrera duró sólo 8 meses, pero Ritchie alcanzó a comprarle una casa a su madre.