Alessandro della Spina era un fraile de la ciudad de Pisa a quien se le atribuye la invención de las gafas a finales del siglo XIII. Estos “roidi da ogli” (discos para los ojos), tan habituales en nuestros días, multiplicaron la vida laboral de los artesanos que elaboraban trabajos de precisión. El éxito de las gafas fue tan rotundo que durante muchas décadas el gremio de vidrieros de Venecia se enriqueció a base de controlar su fabricación.
Los primeros anteojos fueron realizados en Italia hacia el año 1250; y las lentes se hacían puliendo vidrios para darles curvatura. Antes de que se inventaran, los antiguos usaban un globo de vidrio lleno de agua para ver más grandes las letras y los objetos.
Es discutida la autoría de este invento. Muchos se lo adjudican a Rogelio Bacon, otros, al florentino Silvino Degli Armati, en 1285. Una inscripción en su tumba, debajo de su busto, dice: "Aquí yace Silvino Degli Armati, de Florencia, inventor de los anteojos. Que Dios le perdone sus pecados. Año MCCCXVII", año de su muerte.