De la Historia de Babilonia nos llega la leyenda de Enlil-Bani.
Por aquel entonces el monarca escogía a alguien para ocupar su lugar y ser "rey por un día", como parte de la celebración del año nuevo. Pero, de acuerdo con la costumbre, tras su día de reinado, cada falso rey era ofrecido en sacrificio a los dioses.
El rey Erramiti no fue la excepción y justamente eligió a su jardinero Enlil-Bani para el acostumbrado ritual. Pero lo que no estaba en los planes de nadie sucedió en aquella ocasión, Erramiti murió durante los festejos, y Enlil-Bani, lejos de ser sacrificado, permaneció en el trono.
Reinó bien, y lo hizo durante 24 años.