Coloso de Rodas según Martin Heemskerck |
Esta burbuja nos llevará a conocer la historia de una de las maravillas del Mundo Antiguo, el Coloso de Rodas. Para ello tenemos que ubicarnos en aquella ciudad, centro de la isla homónima, que tras la muerte de Alejandro Magno y la disolución de su imperio, había quedado bajo el control de Ptolomeo I. La ubicación estratégica de la isla, parte de los archipiélagos griegos del mar Egeo cerca de la costa turca y en plena ruta hacia Egipto, la convertían en un centro de tránsito comercial muy importante en la parte oriental del Mar Mediterráneo.
Debe haber sido por esto, que Antígono I el Tuerto, en el año 305 a.C. mandó a su hijo al mando de un ejército de 40.000 hombres para tomar la ciudad de Rodas y romper así el control de Ptolomeo I en el comercio de la zona. Pero la astucia del ejército de Ptolomeo I impidió que la toma de la ciudad se consiguiera, obligando al ejército de Demetrio, hijo de Antígono, a huir dejando sus armas de asedio atrás.
Para celebrar la victoria, el pueblo de Rodas decidió homenajear a su Dios patrón Helios con una construcción de dimensiones desconocidas hasta entonces, utilizando los materiales dejados atrás por el ejército de Demetrio. La estatua, que se construyó sobre un pedestal de entre 15 y 20 metros de mármol junto al puerto con un esqueleto de hierro, forrado de bronce, consiguiendo alcanzar entre 30 y 32 metros, para una altura absoluta de prácticamente 50 metros, desde el momento de su finalización en el año 282 a.C. se conoció como el Coloso de Rodas.
Pese a que la mayoría de las ilustraciones conocidas, así como varios poemas de siglos posteriores representan al Coloso de Rodas como una estatua a la entrada del puerto con cada pierna sobre sendos pedestales a ambos lados de la entrada del puerto, varios estudios estructurales demuestran que dados los materiales de construcción no era viable, ya que la estatua se habría colapsado por su propio peso durante la construcción.
En el año 226 a.C. un terremoto en Rodas generó grandes daños estructurales en toda la ciudad, quebrando la estatua de Helios a la altura de las rodillas y provocando su derrumbe. Ptolomeo III propuso la reconstrucción de la misma, pero el oráculo de Delphi sugirió que esto no se hiciera, ya que hizo creer a los habitantes de Rodas que el terremoto era muestra de que para Helios, el Coloso de Rodas había sido una gran ofensa a su deidad.
La ruinas del coloso se mantuvieron esparcidas por en el mismo lugar de la destrucción de la estatua durante varios años, tal y como relatan escritos de Estrabón y Plinio el Viejo, hasta la llegada en el año 654 d.C. de las fuerzas árabes, con Muawiya ibn Abi Sufyan al frente, que capturó la ciudad de Rodas, siendo las ruinas del Coloso de Rodas transportadas a Edesa mediante 900 camellos para ser vendidas a un comerciante judío.
Fuente : recuerdosdepandora.com