LA GUERRA DE LAS BOMBAS MOLOTOV

Después de casi 800 años de ser un territorio disputado entre Suecia, la Rusia Imperial y la República de Nóvgorod, Finlandia consiguió declararse independiente el 6 de diciembre de 1917 y en apenas un mes consiguió también el reconocimiento internacional.

El primer año de independencia fue muy duro y las revoluciones de la vecina Rusia terminaron retumbando en Finlandia, donde los socialistas –apoyados por los bolcheviques rusos– intentaron terminar con la recién conseguida independencia provocando una breve, pero intensa, guerra civil que vio su fin gracias al apoyo alemán.

La división interna de Finlandia se mantuvo más allá de la guerra civil, pero gracias a las concesiones de la derecha y de la izquierda –que únicamente buscaban reconstruir un país desolado– permitieron que en apenas 20 años Finlandia pudiera disfrutar de un placentero presente y tener un futuro alentador.

Poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Finlandia aún era una democracia muy joven y, aunque veinte años de autodeterminación pueden parecer pocos para conseguir una identidad, los fineses no iban a permitirse perderla y por ello iban a dar hasta sus vidas.

La joven Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, ante el miedo del afán expansionista de Hitler, quería afianzar su posición en Europa. Las buenas relaciones entre Alemania y Finlandia durante la Guerra Civil Finlandesa y la poca distancia que separaba la costa finlandesa de Leningrado –tan sólo 32 kilómetros– provocaron que la URSS comenzase unas negociaciones diplomáticas con Finlandia para poder construir una defensa unida contra Alemania, que sutilmente exigía la cesión de su territorio.

El tajante rechazo de Finlandia fue seguido de fuertes presiones soviéticas. El tira y afloja se mantuvo durante año y medio, hasta que en octubre de 1939, cuando la URSS y Alemania ya se habían repartido Polonia según el Pacto Ribbentrop-Mólotov, los soviéticos lanzaron un ultimátum a Finlandia. En él se exigía a Finlandia que replegase su frontera 25 km al norte para poder proteger a Leningrado, así como la cesión de todas las islas finlandesas en el Golfo de Finlandia y la península de Hanko.

Finlandia sabía que la URSS podía ser un enemigo demasiado poderoso y estuvo dispuesta a aceptar todas las exigencias soviéticas menos la cesión de la península de Hanko, ya que la proximidad de Helsinki podría hacer peligrar la independencia que tanto tiempo les había costado conseguir. Este rechazo parcial no sentó bien en las altas esferas soviéticas, por lo que el 13 de noviembre de 1939 se rompieron todas las negociaciones.

El 30 de noviembre de aquel mismo año, sin una previa declaración de guerra, las tropas soviéticas invadieron el territorio finlandés atravesando con treinta divisiones los 1.200 kilómetros de frontera compartida con tanques e infantería superando en tres el número de tropas finlandesas. Simultáneamente, las baterías de costa comenzaron los disparos sobre Helsinki apoyadas por ataques aéreos. Fue así como dio comienzo a la cruenta Guerra de Invierno.

Pese a la aparente supremacía soviética –que de hecho esperaba una victoria rápida y limpia– la resistencia finlandesa, con el mariscal Carl Gustaf Emil Mannerheim al mando, resistió fuerte y duramente. Esta situación hizo perder a la URSS credibilidad internacional, los continuos bombardeos para forzar la anexión no estaban bien vistos, por lo que el comisario soviético de asuntos exteriores, Viacheslav Mólotov, intentó maquillar la situación proclamando en una rueda de prensa que la URSS no estaba bombardeando Finlandia, sino que estaba repartiendo comida para combatir la hambruna. Fue así como los fineses comenzaron a llamar a las bombas rusas –RRAB-3– cestas de pan Molotov.

Los finlandeses no tardaron en responder: Si Molotov ponía la comida, ellos pondrían la bebida. Fue así como los soldados finlandeses del frente empezaron a llamar Cóctel Molotov a las botellas cargadas de petróleo, alquitrán, queroseno y clorato de potasio con las que la infantería atacaba a los tanques rusos. Lo que podría haber quedado en una anécdota, al comprobar su efectividad contra los tanques rusos, se convirtió en un arma clave en la Guerra de Invierno, durante la que los finlandeses llegaron a producir más de 450.000 Cócteles Molotov.

Pese a la férrea resistencia, la Unión Soviética continuó mandando ofensivas hasta que el 29 de Febrero de 1940, tres meses después del comienzo de la guerra, el gobierno finlandés se mostró dispuesto a entablar negociaciones de paz con la URSS, adelantándose al apoyo que el Reino Unido y Francia ya habían prometido a través del norte de Noruega.

Nota: La Guerra de Invierno no fue el primer lugar donde se registró el uso del Cóctel Molotov, ya que está registrado su uso esporádico durante la Guerra de Independencia Irlandesa y algo más elaborado por las tropas nacionalistas durante la Guerra Civil Española en su primer asalto a Madrid contra tanques soviéticos. Aun así, los finlandeses fueron capaces de mejorar su composición, mejorando su capacidad explosiva e incendiaria.

Fuente: http://recuerdosdepandora.com

DREXLER Y EL OSCAR

Al otro lado del río es una canción compuesta por el cantautor uruguayo Jorge Drexler, la primera interpretada en castellano en ser nominada y premiada con un Oscar en la categoría mejor canción original, en el año 2005.

Esta canción fue creada para la película Diarios de motocicleta, la cual narra el primer viaje del Che Guevara por América Latina.

Los organizadores del evento de entrega de los Premios Oscar decidieron que el cantautor uruguayo no debía interpretar su canción en la ceremonia por considerar que Drexler no es una figura lo suficientemente conocida en Estados Unidos como para hacerlo, y durante la ceremonia de entrega, la canción fue interpretada por el actor Antonio Banderas acompañado del guitarrista Carlos Santana

Días antes, Drexler había mostrado su disconformidad por este hecho por lo que, cuando se acercó a recibir el premio en lugar de dar el respectivo discurso de agradecimiento interpretó un fragmento de su canción a cappella, obteniendo de alguna manera su revancha.

STEVEN CALLAHAN: 76 DIAS A LA DERIVA

Steven Callahan estudió filosofía en la universidad. No contento con sus posibilidades laborales se entrenó   como ingeniero naval, gracias a lo cual comenzó a diseñar y construir embarcaciones. Con esas mismas embarcaciones que el diseñaba practicó navegación, y en barco viajó a lo largo y ancho de todo el mundo. Su vida fue la de cualquier amante de la mar hasta comienzos de los 80. Entonces comenzó un viaje en barco que cambiaría su vida.

Callahan salió del puerto de Newport, en Rhode Island, en 1981 tripulando Napoleon Solo, una embarcación diseñada y construida por él mismo. Su primera parada fue en Las Bermudas, donde recogió a su amigo Chris Latchem, junto al que partió a Inglaterra. 

Allí, Callahan pasó unos días junto a Chris, y a la llegada del otoño decidió partir en solitario desde Penzance dirigiéndose hacia el sur. En las siguientes semanas surcó las aguas de la costa francesa haciendo una parada a causa del mal tiempo en La Coruña. El temporal había dañado notablemente al Napoleon Solo, por lo que tuvo que detenerse unos días a reparar los daños y así poder continuar su viaje.

Continuando hacia el sur, surcó la costa de Portugal, pasó por Madeira y se dirigió de nuevo hacia el sur, llegando a las Islas Canarias, donde haría una nueva parada para abastecerse. Tras unos días decidió que su viaje por el lado este del Atlántico había finalizado, por lo que puso su siguiente objetivo en Antigua, en su continente natal.

Napoleón Solo, la embarcación de Steven Callahan
El 29 de Enero de 1982, Steven Callahan partió de la isla de El Hierro a bordo del Napoleon Solo. Después de sólo siete días, la pesadilla comenzó. Después de una pequeña tormenta, un agujero había aparecido en la embarcación y el agua estaba entrando a una velocidad que le impediría llegar a América. 

Por suerte, Callahan era un tipo muy precavido, así que hinchó su bote salvavidas y se pasó a él. Después, pasó al bote todo lo que tuvo tiempo de salvar: un saco de dormir, arpones, un cojín, un kit de primeros auxilios, algo de comida, mapas de navegación, bengalas de humo, dos destiladores de agua y un manual de supervivencia escrito por Dougal Robertson.

Completamente a la deriva, la embarcación continuó camino de América, alejándose cada vez más de tierra firme. A los pocos días, se vio obligado a empezar a pescar y a encontrar un modo de optimizar sus días y su supervivencia, esperando a que algún barco lo encontrase. A lo largo de los días fue avistando algunos barcos, pero ninguno lo suficientemente cerca como para que se percatase de su presencia. Las bengalas no surtían el efecto, pero Callahan en ningún momento desesperó lo más mínimo.

Así pasaron un total de 76 días hasta que el 20 de Abril de 1982, en plena noche, avistó por primera vez luces de civilización en el horizonte. Se trataba de la isla de Marie Galante, al suroeste de Guadalupe. Al día siguiente, un pescador le encontró y lo ayudó a alcanzar por fin tierra firme, después de 83 días en la mar, 76 de los cuales totalmente a la deriva.

Fuente: www.recuerdosdepandora.com

HORACE GREASLEY, EL HOMBRE QUE ENFRENTO A HIMMLEY

Horace Greasley frente a Himmler
Con la burbuja de hoy conoceremos a otro de esos héroes anónimos de los que la historia se ha nutrido. 

Horace Greasley, a pesar de ser un completo desconocido para la mayoría de nosotros, fue protagonista de una situación tan osada como insólita, que quedó plasmada para la eternidad en la fotografía que ilustra esta entrada.

La misma fue tomada en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, e ilustra un momento en el que Heinrich Himmler satisfacía su morbo visitando a los prisioneros. Y allí aparece nuestro protagonista, poniendo sin duda su pellejo en riesgo, parado estoicamente frente al líder nazi, al otro lado de la alambrada, con el torso desnudo, dejando ver su delgadez extrema y pidiendo comida para él y para sus compañeros.

Horace Joseph Greasley, apodado Jim, nació el 25 de diciembre de 1918 en Ibstock, un pequeño pueblo de Inglaterra. Su vida no tuvo nada recalcable hasta que en 1938 Hitler invadió Checoslovaquia. Inmediatamente Inglaterra declaró reservistas a todos los hombres entre 18 y 40 años, siendo Horace incluido en la primera llamada a filas.

A finales de 1939, Horace fue sometido a siete semanas de entrenamiento, tras los cuales, fue enviado en un destacamento a Francia como parte de una fuerza de expedición británica. El 25 de mayo de 1940, durante la retirada de la Operación Dinamo, Horace fue capturado por las tropas alemanas en Carvin, una pequeña localidad al sur de Lille.

Las siguientes 10 semanas Horace marchó junto al resto de prisioneros a pie, atravesando Bélgica y Holanda. Una vez que alcanzaron Alemania, los pocos supervivientes del trayecto fueron trasladados al campo de prisioneros de Silesia.

De ahí Horace fue trasladado a Lamsdorf, donde conoció a Rosa Rauchbach, la hija del director de la cantera de mármol de campo de prisioneros. De ella se enamoró, el amor fue correspondido y comenzaron un romance y una increíble historia. Mientras ambos estuvieron trabajando en el mismo campo, fue relativamente sencillo encontrar momentos de intimidad. El reto comenzó el día que Rosa fue enviada a un anexo de Auschwitz, a más de 60km de distancia. Horace, en un intento desesperado de mantener el contacto con ella y aprovechándose de la escasa guardia a causa de la lejanía de cualquier frontera de escape, comenzó a salir de forma esporádica del campo de prisioneros para visitarla y volver sigilosamente al poco tiempo.

Durante casi cinco años mantuvieron su furtivo romance, hasta el 24 de mayo de 1945, día en que Horace fue liberado. Inmediatamente fue trasladado a Inglaterra y, al final la guerra, recibió varias cartas de Rosa. Lamentablemente, nunca pudieron volver a verse, ya que Rosa falleció en el parto del que posiblemente hubiera sido el hijo de Horace.

En el año 2008, cuando Horace cumplió los 90 años, se fue, probablemente en busca de Rosa.

JOHN SSEBUNYA, EL VERDADERO HOMBRE MONO


John Ssebunya nació en Kabonge, un pueblo cerca de Bombo, en Uganda. Desgraciadamente con tan sólo dos años fue testigo de cómo su padre asesinaba a su madre, para luego abandonarlo en plena jungla, donde perdió todo contacto con la sociedad. Su desaparición, a falta de una familia que la denunciase, cayó en el olvido durante años.

Tres años más tarde, en 1991, una mujer de una tribu cercana, mientras buscaba algo de comida en la jungla, se encontró con un joven niño de 5 años. Inmediatamente volvió al poblado para informar al resto de la tribu de hallazgo, y fueron varios los que volvieron al lugar, donde se encontraron no sólo a un niño huraño y reticente de ir con ellos, sino a toda una familia de monos que luchaban lanzando ramas y piedras para impedir que se lo llevaran.

Durante tres años, John Ssebunya había sido criado y adoptado por una familia de monos, que más tarde fueron identificados como cercopitecos verdes, los cuales no sólo le permitieron formar parte de su grupo, sino que además le enseñaron todas sus costumbres, así como los métodos de supervivencia necesarios para la selva.

Finalmente, consiguieron llevar a John a un cercano orfanato cristiano. En aquel momento, John padecía hipertricosis, un hecho bastante común en los niños salvajes, tenía el cuerpo repleto de cicatrices y heridas, no toleraba la comida cocinada y sus marcas en las rodillas mostraban que aún no había aprendido a andar.

A lo largo de ocho años, John se adaptó a las costumbres humanas, aprendiendo a andar y desapareciendo además su hipertricosis. En el orfanato, además de aprender a andar, aprendió a tocar algún instrumento y entró a formar parte del coro con el cual viajó a Inglaterra para una gira de tres semanas en 1999.

Fuente: www.recuerdosdepandora.com

ERICH MÜHSAM Y EL CHIMPANCE


Erich Mühsam lo tenía todo para ser blanco del odio nazista. Alemán, judío, anarquista, vegetariano, ecologista y poeta en unos años y lugares (la entreguerra centroeuropea) en los que cada una de esas atribuciones era por sí sola una garantía de condena. Si cada nombre es un destino, Erich lo clava con su apellido: mühsam significa penoso en alemán. Penosos serían los últimos meses de nuestro poeta.

Erich había nacido en Berlín, allá por el año 1878. Su temprana simpatía por los movimientos socialistas le acarrea expulsiones disciplinares que le impiden continuar los estudios juveniles. Entrado el nuevo siglo, el anhelo panfletario se le enciende y de qué manera. Erich escribe versos revolucionarios, colabora en revistas radicales y publica artículos bajo un ideal socialista que cada vez más tiende hacia el anarquismo sin violencia.

Siempre en movimiento por diversas ciudades del continente, las continuas detenciones no parecían enfriar el ánimo de Mühsam. Ecologista cosmopolita, se rinde a la naturaleza componiendo himnos dedicados a los animales. Optimista prometeico, jamás fue un iluso, conociendo como conocía las delicias de tanta cárcel. Su vigor lo empujaba a fundar revistas, a escribir obras de teatro, a luchar por los presos políticos que poblaban las prisiones de la época.

Cuando en 1933, Hitler llega al poder en Alemania, Erich Mühsam para nunca recuperar su libertad. Fue destinado a distintos campos de concentración, donde fue torturado reiteradamente. Entonces se produjo un hecho increíble para los agnósticos y milagroso para los religiosos.

En la casa de un científico encarcelado por su origen hebreo los miembros de las SA habían encontrado un chimpancé. La perversa imaginación nazi, no conocía escrúpulos; a uno de  ellos se le ocurrió una sádica idea: encerrarlo, maltratarlo y no darle de comer durante cuatro días, y  luego llevárselo al vegetariano a ver qué sucedía. Así fue.

Erich, apenas un despojo ya de carne humana, vio abrirse la puerta de su celda entre las risas obscenas de los guardianes. El mono apareció delante de sus narices. Los nazis gozaban de antemano con la escena del chimpancé excitado devorando al poeta defensor de animales. El simio se acercó a Mühsam, se detuvo enfrente, se arrodilló y, para desilución de los que reían hasta entonces a carcajadas desde afuera, se puso a lamer las llagas abiertas del prisionero.


De aquellos nazis risueños sólo sabemos que hoy habitan el infierno del olvido, en cuanto a Erich y el chimpancé, ni uno ni otro pudieron evitar su cruel destino, pero hoy ocupan un lugar juntos en los cielos de nuestra memoria.

EL COLOSO DE RODAS

Coloso de Rodas según Martin Heemskerck
Esta burbuja nos llevará a conocer la historia de una de las maravillas del Mundo Antiguo, el Coloso de Rodas. Para ello tenemos que ubicarnos en aquella ciudad, centro de la isla homónima, que tras la muerte de Alejandro Magno y la disolución de su imperio, había quedado bajo el control de Ptolomeo I. La ubicación estratégica de la isla, parte de los archipiélagos griegos del mar Egeo cerca de la costa turca y en plena ruta hacia Egipto, la convertían en un centro de tránsito comercial  muy importante en la parte oriental del Mar Mediterráneo.

Debe haber sido por esto, que Antígono I el Tuerto, en el año 305 a.C. mandó a su hijo al mando de un ejército de 40.000 hombres para tomar la ciudad de Rodas y romper así el control de Ptolomeo I en el comercio de la zona. Pero la astucia del ejército de Ptolomeo I impidió que la toma de la ciudad se consiguiera, obligando al ejército de Demetrio, hijo de Antígono, a huir dejando sus armas de asedio atrás.

Para celebrar la victoria, el pueblo de Rodas decidió homenajear a su Dios patrón Helios con una construcción de dimensiones desconocidas hasta entonces, utilizando los materiales dejados atrás por el ejército de Demetrio. La estatua, que se construyó sobre un pedestal de entre 15 y 20 metros de mármol junto al puerto con un esqueleto de hierro, forrado de bronce, consiguiendo alcanzar entre 30 y 32 metros, para una altura absoluta de prácticamente 50 metros, desde el momento de su finalización en el año 282 a.C. se conoció como el Coloso de Rodas. 

Pese a que la mayoría de las ilustraciones conocidas, así como varios poemas de siglos posteriores representan al Coloso de Rodas como una estatua a la entrada del puerto con cada pierna sobre sendos pedestales a ambos lados de la entrada del puerto, varios estudios estructurales demuestran que dados los materiales de construcción no era viable, ya que la estatua se habría colapsado por su propio peso durante la construcción. 

En el año 226 a.C. un terremoto en Rodas generó grandes daños estructurales en toda la ciudad, quebrando la estatua de Helios a la altura de las rodillas y provocando su derrumbe. Ptolomeo III propuso la reconstrucción de la misma, pero el oráculo de Delphi sugirió que esto no se hiciera, ya que hizo creer a los habitantes de Rodas que el terremoto era muestra de que para Helios, el Coloso de Rodas había sido una gran ofensa a su deidad.

La ruinas del coloso se mantuvieron esparcidas por en el mismo lugar de la destrucción de la estatua durante varios años, tal y como relatan escritos de Estrabón y Plinio el Viejo, hasta la llegada en el año 654 d.C. de las fuerzas árabes, con Muawiya ibn Abi Sufyan al frente, que capturó la ciudad de Rodas, siendo las ruinas del Coloso de Rodas transportadas a Edesa mediante 900 camellos para ser vendidas a un comerciante judío. 

Fuente : recuerdosdepandora.com

EL MURO DE BERLIN

Con la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas aliadas dividieron la Alemania vencida en cuatro zonas, cada una de ellas ocupadas por Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia o la Unión Soviética, según lo acordado en la Conferencia de Potsdam. Lo mismo ocurrió con la capital alemana, Berlín.

A medida que la relación entre la Unión Soviética y las otras tres potencias aliadas se desintegraba rápidamente, la atmósfera cooperativa de la ocupación alemana se tornaba competitiva y agresiva. A pesar que se especulaba con una eventual reunificación de Alemania, las nuevas relaciones entre los aliados dividían al país en Oeste frente a Este, democracia frente a comunismo.

En 1949, la nueva organización alemana pasó a ser oficial cuando las tres zonas ocupadas por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, se combinaron para formar Alemania del Oeste (República Federal Alemana). La zona ocupada por la Unión Soviética pronto formó Alemania del Este (República Democrática Alemana).

La misma división entre Este y Oeste tuvo lugar en Berlín. Dado que la ciudad de Berlín había quedado situada dentro de la zona soviética de ocupación, Alemania del Oeste se convirtió en una isla de democracia dentro de Alemania del Este Comunista.

Poco después de concluida la guerra, las condiciones de vida en Alemania del Este y Alemania del Oeste tomaron características muy diferentes. Con la ayuda y apoyo de las potencias de ocupación, Alemania del Oeste dio forma a una sociedad capitalista y experimentó un crecimiento tan veloz de su economía que pasó a ser conocida como el “milagro económico”. Trabajando duro, los habitantes de Alemania del Oeste podían vivir bien, adquirir bienes y servicios, y viajar cuando lo deseaban.

En Alemania del Este ocurría casi lo opuesto. Como la Unión Soviética percibía la zona como un botín de Guerra, desguazaba equipamientos fabriles y todo aquello de valor para enviarlo a casa. Cuando Alemania del Este pasó a ser “independiente”, permaneció bajo la influencia directa de la Unión Soviética, y se estableció una sociedad comunista. Las libertades económicas e individuales eran limitadas.

Para fines de 1950, gran cantidad de habitantes de Alemania del Este deseaba marcharse a Berlín Oeste. Si bien muchos eran detenidos en su intento, miles lograban pasar a través de la frontera. Una vez que habían cruzado, eran albergados en casas seguras y luego transportados por vía aérea a Alemania del Oeste.

Muchas de estas personas que escaparon eran jóvenes y promisorios profesionales. Para comienzos de 1960, Alemania del Este perdía rápidamente su fuerza laboral y población.

Tras alcanzar los 2.5 millones de emigrantes en 1961, Alemania del Este necesitaba desesperadamente detener el éxodo. La ruta de fuga natural era el sencillo acceso que los alemanes del este tenían a Berlín Oeste. Con el apoyo de la Unión Soviética, habían tenido lugar varios intentos de simplemente tomar Berlín Oeste para eliminar el punto de escape. Si bien la Unión Soviética había amenazado a Estados Unidos con el uso de armas nucleares por este tema, Estados Unidos y otros países occidentales mantenían la defensa de Berlín Oeste.

Desesperada por mantener sus ciudadanos, Alemania del Este decidió construir un muro para impedir que cruzaran la frontera.

Pasada la medianoche del 12/13 de agosto de 1961, camiones con soldados y obreros atravesaron Berlín Este. Mientras la mayor parte de los berlineses dormía, comenzaron a bloquear las calles de acceso a Berlín Oeste, cavaron pozos para erigir postes de concreto y tendieron alambradas a lo largo de la frontera entre Berlín Este y Oeste. También cortaron los cables telefónicos entre Alemania del Este y Oeste.

Los berlineses quedaron impactados cuando despertaron la mañana siguiente. Lo que alguna vez había sido una frontera abierta ahora era rígida. Los berlineses del este ya no podían cruzarla para ir al teatro, partidos de fútbol, etc. Las 60,000 personas que viajaban diariamente a Berlín Oeste para trabajar en empleos bien pagos, ya no podían hacerlo. Las familias, amigos y enamorados, ya no podían cruzar la frontera para verse unos a otros. Sea cual fuera el lado de la frontera en que habían dormido durante la noche del 12 de agosto, allí quedarían durante décadas.

El Muro de Berlín se extendía por más de cientos de kilómetros. No corría sólo por el centro de Berlín, sino que rodeaba Berlín Oeste, aislándola por completo del resto de Alemania del Este.

El muro sufrió cuatro transformaciones significativas durante sus 28 años de historia. Comenzó siendo una cerca alambrada con postes de concreto, pero sólo unos días después fue reemplazada por una estructura de bloques de concreto más permanente, coronada con alambre de púas

Las dos primeras versiones del muro (la alambrada y los bloques de concreto) fueron reemplazadas por la tercera versión del Muro de Berlín en 1965. Esta versión consistía en un muro de concreto, complementado con vigas de acero.

La cuarta versión del Muro de Berlín, construida desde 1975 a 1980, fue la más complicada y laboriosa. Consistía en losas de concreto de 3.6 m de alto y 1.2 m de ancho.

El Muro de Berlín comenzó como una simple cerca, pero con el tiempo evolucionó en un complejo sistema disuasorio. Para la época en que cayó el Muro de Berlín, 1989, existía una tierra de nadie de 300 metros, una pared interna adicional, soldados patrullando con perros, fortificaciones anti-vehículos, cercas eléctricas, sistemas de luz masivos, torres de vigilancia, bunkers y campos minados.

La mayor parte de la frontera entre Este y Oeste consistía en líneas de medidas preventivas, sólo había un puñado de pasos oficiales a lo largo del Muro de Berlín. Estos pasos, llamados puntos de control, eran para el infrecuente uso de oficiales y otros con permiso especial para cruzar la frontera. El más famoso de ellos, era el Punto de Control Charlie, ubicado en la frontera entre Berlín Este y Oeste, en Friedrichstrasse. El Punto de Control Charlie era el mayor punto por el cual cruzaba la frontera el personal aliado y los occidentales.

Poco después de construirse el Muro de Berlín, el Punto de Control Charlie se convirtió en un ícono de la Guerra Fría, y fue incluido frecuentemente en películas y libros ambientados en este período.

El Muro de Berlín impidió que la mayoría de los alemanes del este emigrara al Oeste, pero no todos. Durante la historia del Muro de Berlín, se estima que unas 5000 personas pudieron cruzarlo a salvo.

Algunos intentos exitosos fueron simples, tales como arrojar una cuerda y escalar. Otros fueron violentos, como envestirlo con un camión y abrirse paso.

A medida que el Muro se tornó más fuerte y extenso, los intentos de escape se volvieron más planificados y complejos. Algunas personas excavaron túneles desde los cimientos de edificios en Berlín Este, bajo el Muro de Berlín, y hacia Berlín Oeste. Otras cosieron ropas y dieron forma a un globo de aire caliente, volando sobre el Muro.

Desafortunadamente, no todos los intentos de escape fueron exitosos. Dado que los guardias de Alemania del Este poseían permiso para disparar a cualquier persona que se acercada al lado este del Muro de Berlín sin advertencia, siempre había riesgo de muerte en los intentos de fuga. Se cree que entre 100 y 200 alemanes del este murieron intentando escapar.

Uno de los casos más infames de intentos fallidos tuvo lugar el 17 de agosto de 1962. En las primeras horas de la tarde, dos jóvenes de 18 años corrieron hacia el Muro con la intención de escalarlo. El primero de ellos, logró hacerlo. El Segundo, Peter Fechter, no tuvo tanta suerte. Cuando se aprestaba a trepar el Muro, un guardia abrió fuego. Peter, herido, continuó escalando, pero al llegar a la parte superior, quedó sin energías. Permaneció tendido, con su cuerpo colgando hacia el lado de Alemania del Este de la frontera. Para atónito del mundo entero, simplemente lo abandonaron allí. Los guardias de Alemania del Este no le dispararon nuevamente ni acudieron en su ayuda. Peter gritó agonizante durante cerca de una hora. Una vez que se desangró, los guardias bajaron su cuerpo. Se convirtió en la persona número 50 en morir en el Muro de Berlín, y en símbolo de la lucha por la libertad.

La última víctima del Muro de Berlín fue Chris Gueffroy, quien el 6 de febrero de 1989, murió ametrallado cuando, en compañía de otro joven que sí se salvó, intentó pasar a nado el canal que atraviesa la ciudad después de cruzar el muro.

La caída del Muro de Berlín ocurrió tan súbitamente como su construcción. Había signos de que el bloque comunista se debilitaba, pero los líderes de Alemania del Este insistían en que sólo era necesario un cambio moderado, y no una revolución drástica.

A medida que el comunismo comenzó a caer en Polonia, Hungría y Checoslovaquia en 1988 y 1989, se abrieron nuevos destinos a los alemanes del este que deseaban marcharse al oeste. Inesperadamente, la noche del 9 de noviembre de 1989, el oficial de gobierno de Alemania del Este, Günter Schabowski, anunció, “Podrán realizarse reubicaciones permanentes a través de todos los puntos de control de la frontera de Alemania del Este a Alemania del Oeste o Berlín Oeste.”

Los habitantes quedaron desconcertados. ¿Las fronteras realmente estaban abiertas? Titubeantes, se acercaron a las fronteras, y encontraron que los guardias dejaban pasar a la gente. Muy pronto el Muro de Berlín se encontraba desbordado por personas de ambos lados. Algunos comenzaron a golpear el Muro con martillos y cinceles. La celebración se desató a lo largo del Muro de Berlín. Con personas abrazándose, besándose, cantando, vivando y llorando.

Con la caída del Muro de Berlín, Alemania del Este y Oeste se reunificaron, dando forma a un único estado alemán el 3 de octubre de 1990.

Fuente : www.recuerdosdepandora.com

ARTHUR FERGUSON, EL GRAN VENDEDOR

En la burbuja de hoy conoceremos al Sr. Arthur Ferguson, el mejor vendedor de todos los tiempos, no tengas la menor duda. El mismo se sorprendió cuando descubrió su talento un día de 1923, cuando observó a un rico millonario americano que miraba extasiado la estatua del almirante Lord Nelson en Trafalgar Square. Arthur tuvo su momento de iluminación, y  decidió presentarse como guía oficial de la plaza.


Comenzó a hablarle sobre el almirante Nelson. “Ha sido uno de los marinos más famosos de Gran Bretaña y un héroe naval. Murió durante la Batalla de Trafalgar” La estatua estaba muy deteriorada. “Es una vergüenza” - exclamó el incauto. Sin embargo, Ferguson le contestó "El gobierno de Gran Bretaña la ha puesto a la venta al mejor postor por la mala situación económica del Estado". Todo iba en el “pack”: leones y fuentes incluídas.

El americano se interesó y preguntó por el precio. Ferguson reflexionó y explicó que iba a ser vendida por sólo £ 6000. Obviamente, sólo se vendería al comprador adecuado, una persona que protegiera el monumento y supiera apreciarlo. Por una curiosa coincidencia, era él mismo quien había sido encargado por el gobierno para la tarea de organizar la venta, y tenía que mantenerla en alto secreto. El estadounidense le declaró a Ferguson su interés en la compra inmediata. El vendedor decidió que la Gran Bretaña estaba dispuesta a aceptar su cheque de inmediato, para completar la operación lo antes posible.

Nuestro personaje, asombrado de su propia astucia, fue rápidamente a cobrar el cheque, mientras que su cliente se puso en contacto con algunos contratistas para poder empaquetar el monumento. Ellos eran muy reticentes a aceptar el trabajo y le dijeron que sin permiso de las autoridades no podían hacerlo. No fue hasta que recibió una llamada oficial de Scotland Yard cuando se dio cuenta que había sido estafado.


Ese mismo verano, otro estadounidense se quejó de que había pagado £ 1000 por el Big Ben, y otro había hecho un pago inicial de £ 2000 por el Palacio de Buckingham.

Durante su visita a París, se las arregló para vender la Torre Eiffel como chatarra a un precio desconocido a otro americano. Dado que los estadounidenses habían sido sus mejores clientes, decidió continuar su trabajo en aquel país. En 1925, arrendó la Casa Blanca a un ranchero de ganado de Texas, por 99 años al precio de $ 100,000 al año, cobrándole el primer año de renta por adelantado. Su vanidad y avaricia no tenía fin, y quiso acabar su carrera con un gran final.

En Nueva York encontró a la víctima perfecta, un australiano de Sydney. Ferguson le dijo que la entrada al puerto de Nueva York iba a ser ampliada y, por desgracia, la Estatua de la Libertad estaba en el camino. Sin embargo, el apego sentimental no iba a impedir el progreso, y los EE.UU estaban dispuestos a venderla.

Ferguson cometió la torpeza de permitirle al comprador el ser fotografiado junto a él frente a la Estatua de la Libertad. El australiano, que ya sospechaba, llevó la fotografía a la policía. Fue exactamente la pista que la policía quería, pues ya estaban al tanto de sus operaciones pero siempre conseguía escapar. El australiano les llevó directamente a Ferguson, que fue detenido y encarcelado durante cinco años, un precio bastante pequeño a pagar por la fortuna que había hecho.


Fue liberado en 1930, y se mudó a Los Ángeles, donde vivió lujosamente hasta su muerte en 1938.

Fuente: Hechos y falacias (Recopilación Sélection du Reader's) 1988

SIMON WISENTHAL, EL CAZADOR DE NAZIS

El personaje que conoceremos en esta burbuja es un verdadero héroe de toda la humanidad. Simon Wiesenthal, empeñó gran parte de su vida en la localización y detención de muchos criminales nazis que huyeron una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, y gracias a su eficaz intervención, junto a su colaboradores, lograron ubicar y llevar a los tribunales a más de 1.000 genocidas.

Simon nació el 31 de diciembre de 1908 en Buczacz, ciudad de la actual Ucrania, pero que en aquel año formaba parte del Imperio Austro-Húngaro, por tanto nació bajo la corona de los Habsburgo. Simon pronto quedó huérfano y tuvo que crecer bajo el influjo hebreo. Se trasladó aLvov (Polonia) donde existía su famosa Universidad que sin embargo mantenía algo llamado “cupos” de masificación hebrea en las aulas. Por tanto el joven Simon tuvo que viajar a Praga para iniciar sus estudios de Arquitectura.

Conoció a una bella muchacha, llamada Cyla Mueller, una espléndida mujer de ojos azules y cabello rubio, y con ella se casó. Esto acontecía en 1932, cuando los ideales nacional-socialistas comenzaban a inundar el continente europeo, y Hitler llegaba al poder en Alemania. Los nazis, al igual que los comunistas soviéticos pensaban que los judíos tenían buena parte de culpa de la gravísima crisis económica, de los desafueros y de las revoluciones que asolaban las calles de Europa. Pensaban que los judíos estaban detrás de un “gran complot” para asumir el poder de todo el planeta Tierra.

Pero aunque ahora nos parezca asombroso, esta idea caló en buena parte de la población alemana, y muchos pensaron que los judíos eran el mal que se cernía sobre Europa y que había que suprimirlos como fuera. Simon fue una víctima más de este asunto.

Llegado el año 1939, se desató el desastre para Polonia. En los acuerdos entre los ministros de Asuntos Exteriores de Alemania y la Unión Soviética, se preparó el Pacto de Acero y el reparto territorial de Polonia. Precisamente el padrastro y el hermanastro de Simon Wiesenthal fueron asesinados por la Policía Secreta Soviética. Se sabe que padeció la pérdida de 89 familiares a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. Por desgracia no era un caso único. No existe una familia de judíos que no tenga algún muerto en la lista de los campos de exterminio.

Simon Wiesenthal fue capturado en 1941. Su mujer pudo escapar milagrosamente gracias a su apariencia física (parecía aria). Su peripecia por los campos del “horror” es inenarrable. Visitó 12 Santuarios de la Muerte, campos de exterminio, y contempló como sus amigos iban falleciendo. El mismo, por temor a las torturas, intentó suicidarse. 

Pero Simon empezó a fijarse en sus guardianes, a memorizar los rostros. No tenía otra cosa mejor que hacer, así que también empezó a memorizar nombres, y se prometió a sí mismo recordarlos “ad eternum”. En el año 1945 concluía la contienda. Cuando fue liberado, apenas llegaba a los 50 kg de peso, demacrado, humillado, espantado por lo que había visto durante 4 años de cautiverio, Simon era poco más que un cadáver andante. 

Sin embargo, él había guardado su carta de triunfo, y se dedicó a escribir en papel todo lo que su memoria le dictaba. La lista se hizo larga, muy larga, y aparecieron muchos nombres. Simon y una buena parte de sus amigos se dedicaron por completo a recabar documentación, a reunir testimonios, había que castigar a los culpables de semejante barbarie.

En 1947 se creó el primer Centro de Documentación para la Investigación del Holocausto. Pero de forma incomprensible se topan con las reticencias de los norteamericanos y soviéticos. Simon no comprendía semejante paradoja, los vencedores del conflicto no parecían interesados en castigar a los asesinos de tanta gente inocente. Lo que Simon ignoraba era que había muchos científicos alemanes que ahora trabajaban para ellos. 

La lucha se tornó desanimante. Los Gobiernos parecen querer cerrar el camino de su laboriosa investigación. Pero en 1954, Simon Wiesenthal recibe unos datos, un testimonio que llega desde Buenos Aires. Alguien ha creído ver y “oler” a un tal Adolf Eichmann. Un superviviente del Holocausto recordaba perfectamente el rostro, y lo más curioso, el olor de este criminal nazi que había diseñado La Solución Final para acabar con el pueblo judío. Se había cruzado con él en una calle de Buenos Aires.

Wiesenthal recupera toda la esperanza casi perdida por los fracasos y empieza a investigar. Pone en antecedentes al Mossad israelí, ni aún allí encuentra respuesta inmediata. Tuvo que seguir aportando información sobre Eichmann a lo largo de 6 años, hasta que comenzaron a darle crédito a su versión.

Finalmente el 25 de mayo de 1960, el Mossad se decide a actuar enviando una delegación a Buenos Aires con motivo de la fiesta conmemorativa del aniversario del primer gobierno patrio en la Argentina, en la cual viajan infiltrados agentes secretos, que luego de confirmar la identidad de Adolf Eichmann, terminan capturándolo y enviándolo a Israel. Allí fue sometido a juicio, condenado a muerte y ejecutado en 1962.

A partir de este acontecimiento, la labor de Simon cobró prestigio, y el apoyo de la comunidad judía mundial fue unánime. Los aportes económicos lograron que su Centro de Investigación cobrara una enorme dimensión y los resultados empezaron a ser fructuosos.

Gracias a su accionar comienzan a ser capturados más y más criminales nazis, en Argentina, en Chile, en Brasil, en Estados Unidos y en Europa. En 1963 llega otro gran golpe, la captura de Karl Silberbauer, nada menos que el oficial de la Gestapo que capturó a la familia de Anna Frank. Luego, la detención del jefe del Campo de Treblinka, que fue detenido y también condenado. Y así fueron cayendo hasta un total de 1.100 criminales nazis.

En los años 70, se creó el Simon Wiesenthal Center, con sede en 4 ciudades: Toronto, Los Angeles, Buenos Aires y París. Hasta 400.000 miembros tiene este Centro de Investigación. En 1982 los neonazis pusieron una bomba en su casa, en un intento de acabar con su vida.

En 2003, ya muy envejecido, y muy triste por la reciente muerte de su mujer, convocó a los medios para decir que su trabajo había terminado. 

El 20 de septiembre de 2005, a los 96 años de edad, Simon se fue a descansar, sin lugar a dudas, en paz.



Fuente consultada: Juan antonio Cebrian